jueves, 28 de abril de 2011

Un paseo por Las Ollerías

Entre las grafías que contiene todo libro, prefiero tres: las geografías íntimas, las biografías en voz baja y las cartografías familiares. Pérez Azaústre las convoca en Las Ollerías. El autor se adentra en los umbrales de la memoria, ese territorio resbaladizo por antonomasia, quizá porque está hecho de la misma materia que los sueños, y, como ellos, sufre espejismos inflamables y padece deformaciones congénitas. Sin embargo, el lector no encontrará en Las Ollerías un planto por lo que pudo haber sido (y a menudo fue), ni un lamento por las posibilidades que se cierran cada vez que abrimos una puerta. Las evocaciones de “Los nadadores” conviven con los vislumbres de un paraíso que siempre estuvo al otro lado, las reflexiones poéticas a propósito de una prosaica contractura y las visiones que se derraman en unos versos que van a dar al mar de la elegía. Pero decía antes que Las Ollerías no solo es una home movie con el retrovisor puesto en el arcén del pasado. Y no lo es porque el lenguaje de Pérez Azaústre no se aviene con la gastada retórica de unas palabras de familia en las que no siempre logramos reconocernos. En sus páginas hallamos un caleidoscopio de imágenes, un laberinto de asociaciones germinativas y un verbo que ensaya sin descanso la conjugación de fabular. Sabemos que hasta Homero duerme de vez en cuando, pero el vigía que habita en Las Ollerías no está dispuesto a dejarse vencer por la modorra. “Tras la casa vacía, en su rapto de peces, / quizá me reconozcas bajo el vientre de escamas / porque he salido a flote y soy la eternidad”. Así termina la letra de Las Ollerías, aunque su espíritu y su música nos seguirán acompañando durante mucho tiempo.


2 comentarios:

  1. Joder con Visor, basta ya de dar premios a los amigos, no?? pobres poetas argentinos, mexicanos, costarricenses que envían su libro con toda la buena fe sin saber cómo se lo montan cuatro amigos en España, sobre todo en esta Andalucía nuestra.

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  2. Luis, muchísimas gracias por tu lectura del libro. Me alegra mucho que hayas paseado por los soportales de Las Ollerías, que hayas habitado su silencio. Me ha alegrado mucho, una vez más, visitar tu Blog.

    Ahora estoy en el X Festival de Poesía de Costa Rica, disfrutando de los grandes poetas de esta orilla y de su belleza originaria.

    Fuerte el abrazo!!

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