viernes, 31 de mayo de 2013

Impares, fila 13



“La nostalgia es un burdo pasatiempo”, declaraba un poema de Luis Alberto de Cuenca. Sin embargo, en estos malos tiempos para casi todo, la mirada nostálgica permite afrontar lo que, de otro modo, desembocaría en el planto manriqueño y en sus afluentes elegiacos. Hoy quería hablar del cierre de Alta Films, una de las pocas distribuidoras de cine independiente que aún sobrevivían en nuestro país. Iba a decir que, por culpa de los vicios tridimensionales y de otras espectaculares desidias, los proyeccionistas de antaño se habían extinguido como antes claudicaron los serenos, los afiladores y los agentes inmobiliarios. No obstante, en cuanto he tecleado el título de este artículo, me ha vencido el factor nostálgico. Nuestra generación, la de los niños de la Guerra (de las Galaxias), es quizá la última que habrá conocido las colas y los atascos colosales en cines que exhibían unos nombres tan mastodónticos como los epítetos homéricos. Echar horas en los Astoria, Arcadia, Ideal, Monumental… no tenía nada que ver con el rito pasajero de quien acude a la sesión de un centro comercial, porque en el centro comercial todo es tan transitorio y fungible como el estallido de las palomitas. En cambio, en aquellas salas, más incómodas y con palomitas deshidratadas, uno iba con la secreta intención de descubrir en la pantalla lo que jamás encontraría en la vida.
            Esos edificios, abandonados a la intemperie de la memoria, han resucitado como variación fin de siècle del motivo de las ruinas. Al otro lado del desafiante exabrupto de Alberti (“Yo nací ―¡respetadme!― con el cine”), los poetas actuales han visto morir los cines. Por estricto orden cronológico, primero cayeron los de verano, cuando la brisa fue reemplazada por el aire acondicionado y las inclemencias del tiempo dejaron de aguar la fiesta gracias a la infalible previsión de Yahoo Weather. Benítez Reyes relató esa agonía en los primeros versos de “Royal Cinema” (El equipaje abierto, 1996): “Se hacía la oscuridad, y era el verano / entonces aún más denso: una mezcla / de fruta corrompida y mar caliente. / Pero era también, y sobre todo, / la imagen de jinetes que cruzaban / el oro degradado de un desierto, / o era un bajel en llamas, / con una media luna al fondo, / sobre un mar de artificio”. Más tarde llegó la hora de los cines de Arte y Ensayo, poblados por una fauna inextricable en la que había incluso poetas. Uno de ellos, Rafael Fombellida, ha cantado y contado aquel deslumbramiento en un texto de Campo de Marte (2011): “A ti, que todavía te gustará ir al cine, / te contaré una historia que no vas a creer, / de cuando, peregrinos, fuimos al Montecarlo, / primer arte y ensayo de toda la provincia […]. / Lo que más me gustó fue ver mear a Jean Birkin / cuando aquel infrahombre que hacían llamar Krassy / se empeñaba en tratarla como a un efebo anémico. / Te quedarás de piedra cuando te cuento esto, / pues ves que soy un bárbaro, y me gusta. / Pero de vez en cuando se me escapa una frase / que pudo pronunciar Michel Poiccard / y quedo en grande con tus amistades. / Aún estoy deslumbrado, un poco, mas lo estoy. / Por eso no te cuento más películas. / Y esta además, lo sabes, no tuvo buen final”. Y terminaré con el réquiem por esos cines de fastuoso aire provinciano a los que Álvaro Valverde dedica el hermoso poema “Cine Avenida” (Plasencias, 2013), del que reproduzco la primera estrofa: “Allí, en la Avenidísima / (Hidalgo Bayal dixit), / al pie, donde no había / ni el horrible edificio que hay ahora / ni esa calle con nombre de retórico, / estaba el Avenida. / Iba junto a mis padres en verano. / Luego con los amigos / y por fin con mi novia. / El Alkázar (el único que aguanta), / El Sequeira y también el Coliseum / son, con este, los cines / de mi infancia / y la causa añadida /  de mi amor por el arte / mayor del siglo veinte. / Yo no nací, sabedlo, con el cine, / pero mi vida, como la de cualquiera, / es, sin remedio, cinematográfica”. En cuanto a mí, ya saben dónde encontrarme: “Impares, fila 13”.

(Publicado en el suplemento “Arte y Letras” del diario Información, el 30 de mayo de 2013)

miércoles, 29 de mayo de 2013

Llega Ex Libris 13


Con poemas nuevos (o seminuevos) de Antonio Gracia, Fernando Beltrán, Tomás Sánchez Santiago, Juan Vicente Piqueras, José Saborit, Jesús Aguado, Ricardo Virtanen, Eva Chinchilla, Ana Merino, Julieta Valero, Pablo García Casado, Antonio Praena, Joaquín Juan Penalva, Josep M. Rodríguez, Sandra Santana, Álex Chico, Connie Marchante Sáez, Ben Clark, Martha Asunción Alonso, Laura Casielles, Demetrio Fernández, Jaime Martínez, Antonio Moreno, Pilar Blanco, Jesús Bernal, Tina Pastor, Alicia García Núñez, Ramón Bascuñana, Silvestre Vilaplana, Francisco Pastor y un servidor.
Con una entrevista a Almudena Guzmán.
Y con una completa batería de reseñas.

sábado, 25 de mayo de 2013

Malos tiempos para la épica




Malos tiempos para la épica presenta un panorama abarcador de la poesía española surgida bajo el efecto 2000. En estas páginas, algunos de los autores más destacados de la última promoción reflexionan sobre el trazado de fronteras de la lírica reciente, la construcción de la identidad, la música del fragmento, la ironía discursiva y estética, la confluencia de distintas tradiciones literarias, las relaciones peligrosas entre ciencia y lenguaje, o la importancia de la Red en la configuración de un nuevo horizonte hipertextual. Los poetas y críticos reunidos en este libro han sustituido la complicidad emotiva de la generación precedente por una actitud de sospecha que se proyecta sobre la representación del sujeto, las mudanzas de la historia y el descrédito de las ideologías. En la pantalla global de nuestros días, la desconfianza hacia los grandes relatos ya no adopta la estructura de una narración biográfica ni el desarrollo de una tragedia en tres actos, sino la inmediatez de una escritura rozada por la intemperie del presente y guiada por el espíritu de contradicción. Más allá de realismos y simbolismos, la poesía actual se concibe como un género portátil y un arma cargada de sentidos. No cabe duda: corren malos tiempos para la épica.
 

Colaboran: Alberto Santamaría, Juan Carlos Abril, Erika Martínez, Mariano Peyrou, Andrés Navarro, Antonio Lucas, Carlos Pardo, Ana Gorría, Juan Andrés García Román, Ana Merino, Guillermo López Gallego, Ángel Luis Luján, José Luis Gómez Toré, Josep M. Rodríguez, Raúl Quinto, Rosa Benéitez, Javier Moreno y un servidor.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Ray Harryhausen ha muerto...

¡Viva Ray Harryhausen.! En homenaje al protonauta de los efectos especiales, he aquí una secuencia de Jasón y los argonautas (1963).



 

viernes, 3 de mayo de 2013

Un poema de David Mayor


Los versos de David Mayor los escribe alguien que está en otra parte: un corredor de fondo, un hombre que espera a Godot, un viajero sin destino, un cinéfilo con butaca impar y un buceador por las aguas imprevistas de la vida. En resumen, los versos de David Mayor los escribe un poeta. Para muestra, un escéptico botón de sus 31 poemas (Valencia, Pre-Textos, 2013). Pasen y lean:

NACIONALIDAD

Ya no hay furia ni mugre ni vespas a la entrada. No hay chicas como Blondie ni yonquis ni han roto el futuro. No hay Londres ni Berlín ni siquiera sombra del pasado. No hay tiempo ni empujones. No hay güisqui dyc ni imperdibles ni una chaqueta demasiado entallada. No hay sudor ni rickenbacker ni un asesino dentro de mí ha asesinado a los dioses. No estamos en el setenta y siete ni Pisa está a punto de ser incendiada ni hay tanta porquería. No hay nada en el camino de la nostalgia. Ni siquiera Nueva York es un sueño. Nunca beberá Poe en el Bowery. Seguramente no haya ocurrido. Ya no tenemos ni media hora para actuar. Solo hay páramo en el que pinchar discos a pedradas.