A comienzos del siglo XXI, la generación del medio siglo (XX) se ha convertido en un grupo de supervivientes. La última en abandonar el aula “hacia otra luz más pura” ha sido Josefina Aldecoa. De su biografía y de su obra aprendemos una doble lección: una declaración de amor a la literatura y una sostenida vocación por la enseñanza, dos devociones colectivas que poco tienen que ver con las obligaciones particulares de nuestra época. No, no teman, no les voy a hablar ahora de esos planes cuya curiosa tendencia hacia la reducción al absurdo solo es comparable a la descripción metódica con la que se analizan sus vías purgativas. Lo que es, más o menos, como empezar a contar un chiste por el final, o como intentar que Kant se parta de risa con las obras de Beckett. Pero, como he dicho, de eso hablaremos otro día.
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