Me dispongo a celebrar San Valentín —ese invento del desarrollismo patrio, en connivencia con unos grandes almacenes— sumergido en una formidable vorágine de papeleos, trámites y burocracias. Antes de que el día empiece a escribirse con renglones torcidos, me entreno con la técnica adivinatoria que aprendí en la película de Mike Leigh Dos chicas de hoy (Career girls). Dicho método consiste en abrir al azar las páginas de un libro e interrogar a su autor acerca de alguna cuestión trascendente. El peculiar oráculo de las protagonistas de Dos chicas de hoy era la señorita Emily Brönte. Yo le pregunto hoy a uno de los libros que tengo sobre el escritorio: la antología Intervenciones, del poeta cubano Víctor Rodríguez Núñez, que acaba de editar La Mirada Creadora. El autor me responde con “¿Un poema romántico?”, que transcribo a continuación:
Yo no te puedo dar mi juventud
que entregué a las que hoy
no pueden devolvérmela
Y no puedo invitarte
a que compartas esta soledad
porque no sé cómo vivir sin ella
Yo no puedo ofrecerte
siquiera la certeza del amor
pues mi fe en casi todo se extingue
Y no puedo brindarte
más que inseguridad
ya que soy el vacío y lo seré
Yo no puedo entregarte mi futuro
pues no llegaré lejos
cargando este pasado
Y nada puedo darte
que no sea mi visión de la nada
Esta lucidez que de poco sirve
PD: Y, ya puestos, disfruten de un San Valentín de muerte.
El poema es precioso, sin valentinadas.:-)
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