S.M. la RAE afirma que guion se escribe sin tilde, como amor se escribía sin hache desde tiempos de Jardiel Poncela. Frente a los reales veredictos no cabe interponer ningún recurso, ni apelar a otro derecho que el universal al pataleo. Las sentencias ortográficas se acatan, y puntos suspensivos. Sin embargo, las nuevas reglas de acentuación tienen un efecto colateral del que no parecen haberse percatado ni los panacadémicos del mundo unidos, ni los columnistas polemistas, ni los escritores de paisano. Porque nadie ha considerado las consecuencias funestas que la diptongación forzosa —con exoneración de tilde— puede acarrear para aquellos animales cartesianos que cuentan sílabas (a dedo), segmentan hemistiquios y se llevan una. Y no, no vale ampararse en el tópico de que todo el Parnaso es orégano: por estos lares, hasta el más versicular heptasilabea, y hasta el versolibrista más acérrimo cojea del mismo pie (rítmico). Así que truhanes, señores y otras aves de rapiña habrán de decidir si son partidarios de seguir bisilabizando —el guión original siempre tendrá más solera— o de monosilabizar de una vez por todas —para ellos será el premio al mejor guion adaptado. Esa es la cuestión.
Encuentro la cuestión ingeniosa y muy bien planteada, pero algo falta de calado angustioso, a menos que don Paco Rico, chico listo, nos ilumine en otra dirección. Y es que, desde Horacio, o incluso desde tiempos inmemoriales, pintores y poetas (agentes 007 devant (sic) la lettre) tienen licencia para atreverse a cualquier cosa. Así que «guion» será en lo rítmico célibe o bígamo según las estrictas necesidades del... guion poético, como por otro lado ha venido siendo desde siempre, que para algo se inventaron sinalefas, dialefas, elisiones, sinéresis y otros procedimientos estrictamente licenciosos al alcance de todos los bolsillos.
ResponderEliminarUn placer ver cómo se va construyendo la página. Que no decaiga.