martes, 3 de mayo de 2011

El 2 de mayo

Mientras el Viejo Continente santifica las fiestas y beatifica a sus apóstoles, el Nuevo Mundo demuestra que ni olvida ni perdona. ¿Muerto el líder se acabó la rabia? Tras la fenomenal barahúnda de tertulianos vespertinos y noctívagos, ayer se reemitía un sensacional y nada sensacionalista reportaje sobre Afganistán, realizado en 2002. No sé si sería culpa de nuestra parcialísima televisión pública. Lo cierto es que las desalentadoras imágenes de reinos de taifas surgiendo en medio del vacío elevaban al cuadrado la imposibilidad de comprender, parapetados tras nuestras hipermodernas gafas de sol, la realidad de un mundo que Dios parecía haber dejado de la mano de Dios después del estallido del big bang.

1 comentario:

  1. A Bin Laden le debemos que hayamos vuelto a la Edad Media, al enfrentamiento entre dos bandos, a la sempiterna lucha entre moros y cristianos. Sobre el mundo árabe y su futuro son interesantes las cosas que ya dijo hace mucho tiempo Toynbee. ¿Es posible el acomodo, la adaptación del Islam al mundo moderno? Creo que sí, pero es una ardua tarea que precisa de la colaboración de ambas partes.

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