sábado, 18 de enero de 2014

Mis padres. Romeo y Julieta, de Pablo Fidalgo Lareo




La ópera prima de Pablo Fidalgo Lareo (Vigo, 1984), La educación física, lo convirtió de inmediato en uno de los nombres más destacados de la joven “poesía joven” (y no se trata de un caprichoso pleonasmo). Después de La retirada, el nuevo libro del autor explora una sugerente faceta de la identidad: los vínculos entre el sujeto y su entorno familiar. Sin embargo, Pablo Fidalgo no se va por las ramas del árbol genealógico, sino que conjuga pasado y presente con un verbo preciso y una lucidez escéptica: “Mi vida fue una mala idea / que se ha extendido demasiado”. Estas páginas recrean una memoria personal que funciona también como crónica de la España reciente. Así, el poeta reproduce su particular viacrucis desde una casa tomada por las sombras hasta el corazón de una patria cainita: “Mi doble vida es exactamente / la doble vida de mi país”. No obstante, el núcleo del volumen desarrolla el tema del amor imposible ―metaforizado por la pareja trágica que Shakespeare regaló a la eternidad― para dar otra vuelta de tuerca a los engranajes teatrales y sentimentales. Lejos de los enredos de Capuletos y Montescos, el autor opta por una escenificación polifónica que ofrece distintas versiones de una misma historia: la separación de los padres del yo lírico. A veces los personajes monologan sobre sus delitos y faltas, como en los apartes del Woody Allen serio; y otras veces el hijo se erige en espectador y crítico de la obra representada: “Siempre acaba absurdamente la vida / de los grandes amantes y de sus hijos / heridos por la literatura. / Romeo y Julieta, Travis y Jane, Lima y Belano”. Sin concesiones a la autocompasión, este libro se perfila como un ajuste de cuentas con la propia biografía (de algún modo, como Tiempo de vida, de Giralt Torrente). Pese a lo exiguo de su anécdota, los numerosos aciertos de Mis padres: Romeo y Julieta no merecen enmarcarse en el movedizo margen de las promesas, sino en la tierra firme de las evidencias.



Publicado en el suplemento "Babelia" del diario El País, el 18 de enero de 2014

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