martes, 27 de marzo de 2012

Sostiene Tabucchi


Escribir unas líneas apresuradas a propósito de la muerte de Antonio Tabucchi es casi un pleonasmo, porque Antonio Tabucchi fue un espectro de incógnito en el mundo de las letras. Este italiano con saudade creó a personajes inolvidablemente sentimentales y supo no sucumbir a las tentaciones del sentimentalismo, describió los tranvías lisboetas con el pulso de un forense y adivinó que el compromiso ideológico empieza a forjarse en el lenguaje. Sus novelas nos cautivan porque nos hablan de un mundo extinto con la fascinada nostalgia y con el rigor revolucionario del fantasma que recorre Europa. Durante mucho tiempo recordé algunas sentencias pessoanas (o heterónimas) de aquel Pereira que parecía troquelado sobre el molde de Juan de Mairena. Hoy, que ya es ayer, solo consigo acordarme de una secuencia de Réquiem en la que la voz espectral del narrador se pasea por un mercado ambulante plagado de vendedores de camisetas artificiales con cocodrilos de pega. Robé la idea para un poema. Solo por aquel saqueo ya habría contraído una deuda con quien me enseñó una forma superior de melancolía, esa que Leopardi llamaba noia, y que cualquier gallego no dudaría en calificar de morriña.  

sábado, 24 de marzo de 2012

Un poema de Ada Salas

Hunde
la casa.
Trabaja noche y día
en destruirla
pues noche y día habías trabajado
para esconderte en ella.
Destruye hasta que nada
entre el escombro
te sea reconocible.
Comparte la intemperie
con otras alimañas.
Acostúmbrate al frío.
A ese brillo
mortal
de las estrellas
al ojo indescifrable
que habías olvidado.

Porque solo las ruinas
—lo supiste
una vez
por qué en tu descuido
lo habías olvidado—

porque solo las ruinas
pueden

en verdad

habitarse.
(de Esto no es el silencio)

martes, 13 de marzo de 2012

POESÍA PARA SALIR DEL INVIERNO

Mañana, miércoles 14 de marzo, a las 20.30h, en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante (c/ Ramón y Cajal, 4), conmemoramos el Día Mundial de la Poesía con el recital-coloquio de Antonio Martínez Sarrión y de Ada Salas. Allí os quiero ver.

viernes, 9 de marzo de 2012

Árboles+Ver+Bosque (Sex-ismos)

Uno no debería hablar de ciertas cosas. Uno no debería hablar de política, de religión ni de fútbol (de los toros se puede perorar desde la barrera). Tampoco conviene abordar cuestiones de género, salvo que sea epiceno, neutral o se limite a “zonas epidérmicas / —sin interés alguno— / en niños, perros y otros animales”, según los conocidos versos de Ángel González. Sin embargo, la arboleda que se ha armado estos días empieza a pasarse de castaño oscuro. Uno se pregunta dónde acaba la visibilidad y comienza la videncia. Porque, no nos engañemos, el lenguaje no es tan sensible como desearían nuestros políticos. Las oraciones principales avasallan con violencia poscolonial a sus subordinadas (propongo que a partir de este momento se llamen oraciones feudales y oraciones de gleba, respectivamente). Los complementos indirectos son postergados en favor de los enchufistas objetos directos. Las consonantes no lloran. Ni las oclusivas, tan guturales, ni las fricativas, tan sibilantes. La hache está cansada de oír que no sirve para nada, y la puntuación ha sufrido bullying por parte de ciertos escritores laureados. Hasta uno de los nuestros se atrevió a atentar contra la ge (sin demasiado éxito, todo sea dicho). Abundan las locuciones discriminadas e irredentas. Y las que sufren destierro, pero permanecen inasequibles al desaliento: “a día de hoy” y “en base a” son incómodas resistentes que deberían merecer nuestros encendidos parabienes. La impersonalidad es groseramente invisible, pese a que algunos ejemplares audaces intenten visibilizar con encono el plural de “habían cuatro gatos”. En fin, desengañémonos: el lenguaje no está a la altura de nuestra sociedad, ni lo estará jamás. Hubo tiempos, o mores, en que las puella puellae conocían el género neutro, pero reconozcamos que en la Roma de Nerón no andaría el género para bollos. Así que lo mejor es dejar la cosa y el coso por imposibles. Propongo, pues, una salida honrosa: que se queden el lenguaje los lingüistas (sí, también ellas). Nosotros, los demás, ya hemos opinado bastante.


sábado, 3 de marzo de 2012

Aquí el enemigo

Si es cierto que el valor de un hombre se mide por el número de sus enemigos, el valor de un enemigo habrá de medirse por el número de hombres dispuestos a declararle enemistad eterna, esa forma latente de guerra sin cuartel que suele camuflarse bajo la densidad significativa del lenguaje. Acostumbrados a que el rostro del enemigo cambie de máscara al vertiginoso ritmo del mercado de valores, como el top five de los cuarenta principales, les propongo un sencillo ejercicio. Elijan al enemigo público de la semana. Ahí van algunas ideas: el cerúleo Urdangarín, el exjuez Garzón, la ley Sinde o la insobornable y adeficitaria Merkel. Los alumnos del instituto Luis Vives, con o sin certificado de penales, van aparte: no se sabe si pertenecen al contingente de los hombres (en potencia) o al de los enemigos (en acto).