Si es cierto que el valor de un hombre se mide por el número de sus enemigos, el valor de un enemigo habrá de medirse por el número de hombres dispuestos a declararle enemistad eterna, esa forma latente de guerra sin cuartel que suele camuflarse bajo la densidad significativa del lenguaje. Acostumbrados a que el rostro del enemigo cambie de máscara al vertiginoso ritmo del mercado de valores, como el top five de los cuarenta principales, les propongo un sencillo ejercicio. Elijan al enemigo público de la semana. Ahí van algunas ideas: el cerúleo Urdangarín, el exjuez Garzón, la ley Sinde o la insobornable y adeficitaria Merkel. Los alumnos del instituto Luis Vives, con o sin certificado de penales, van aparte: no se sabe si pertenecen al contingente de los hombres (en potencia) o al de los enemigos (en acto).
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
LUIS
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA, STAR WARS,
José
Ramón...
Gracias, José Ramón, por tu amable y multirreferencial comentario.
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