domingo, 22 de enero de 2012

Contraluces de la ciudad (crónica hiperrealista)

Sí, yo también estuve en Frisco y fui moderadamente dichoso. Fotografié a unos leones marinos inodoros e insípidos. Me perdí entre la marabunta de Chinatown en la hora punta del Año Nuevo, aunque no vi al dragón, posiblemente almacenado en la alacena de un supermercado o servido con salsa barbacoa junto a abundantes raciones de chop suey. Entendí la soledad de los corredores de fondo, la enajenada razón de los sintecho y la falsificación del melting pot, ese tarro de golosinas global que se basa en espacios compartimentados a la medida de una perspectiva euclidiana. Descubrí el hiperrealismo de Robert Bechtler en el SFMoMa. Atravesé los escaparates humanos de Broadway y posé en la puerta de la librería Citylights, donde compré un libro de Kenneth Rethrox y otro de Lawrence Ferlinghetti. En el de Ferlinghetti, el fundador de Citylights lamentaba la paulatina transformación de la ciudad en un parque temático. Enfrente de la librería hay un Museo Beat donde cuelga, a modo de banderola, la archiconocida foto de Kerouac y Cassidy. Y en la propia Citylights se pueden comprar postales, carteles y baberos con un “Howl” impreso en letras temblorosas. Para rematar esta apresurada crónica, ahí va la traducción de los diecisiete mejores consejos (a mi entender) que Ferlinghetti incluye en “Desafíos a los jóvenes poetas”:


 
Inventa un nuevo lenguaje que cualquiera pueda entender.
Sube a la Estatua de la Libertad.
Aspira a lo inalcanzable.
Baila con lobos y cuenta las estrellas, sobre todo las que no puedas ver.
Sé ingenuo e inocente, como si acabaras de aterrizar sobre la tierra (sin duda lo has hecho, sin duda todos lo hemos hecho) asombrado por lo que has visto en tu caída.
Lee entre las líneas del discurso humano.
Piensa subjetivamente, escribe objetivamente.
No asistas a talleres de poesía, pero, si lo haces, no aprendas el cómo, sino el qué (aquello de lo que vale la pena escribir).
Resiste mucho, obedece poco.
Libera secretamente a todos los seres que veas en una jaula.
Escribe poemas cortos con la voz de los pájaros. Haz de tu música verdadera poesía. El canto de los pájaros no suena como el ruido de las máquinas. Dale alas a tu poema para que ascienda a la copa de de los árboles.
Recuérdalo todo, no lo olvides.
Trabaja en una frontera, si puedes encontrar alguna libre.
Asóciate con poetas pensantes. No son tan fáciles de encontrar.
Comprométete con algo que no sea contigo. Puedes ser militante o estático.
Ser poeta a los dieciséis años significa tener dieciséis años. Ser poeta a los 40 significa ser poeta. Intenta ser ambos.
Que tengas un buen día.

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