Nadie
pone en duda que las relaciones peligrosas entre poesía y artes plásticas dan
mucho juego. La invención de la écfrasis permitió pasar del aburrido ejercicio
de la descripción a la feliz taumaturgia de lo especulativo. Así, el retrato
dejó de ser el espacio material donde se fijaba la presencia del individuo para
convertirse en el lugar abstracto donde se despliega el carnaval de las
identidades. Al versificar el atrevimiento de Parmigianino ante un espejo de
barbero, John Ashbery dio carta de naturaleza a un subgénero que sustituía la
linealidad secuencial por la implosión de significados latentes. “Todo es
superficie”, afirmaba Ashbery. Y “todo es perspectiva” podría ser el lema del
último libro del poeta y ensayista Luigi Amara (Ciudad de México, 1971), autor
de una amplia producción lírica y artífice de una muy recomendable Historia descabellada de la peluca, que
fue finalista del Premio “Anagrama”.
Editado con impecable esmero por
Sexto Piso, Nu)n(ca no pretende ser
ni una secuela ni un remake de Autorretrato
en espejo convexo. Por el contrario, estamos ante un libro con voz y luz
propias, cuya genealogía remite a la sintaxis del deseo que analizó Balzac en La obra maestra desconocida o a las
teorías en torno al eterno femenino
que vela sus facciones en el cuadro La
Derelitta, hasta hace poco atribuido a Botticelli. En este caso, el motivo
de inspiración es la fotografía Mujer de
espaldas (ca. 1862), de Onésipe Aguado. Si decidimos fiarnos del catálogo
del Metropolitan Museum of Art, “esta imagen es a la vez un retrato, una
estampa de moda y un comentario humorístico”. Según Luigi Amara, además, esta misteriosa
mujer se erige en un emblema barroco y en el residuo de una ironía posmoderna: “Darle
la espalda a todo: / eso / es tener
estilo”. Desde sus primeros versos, Nu)n(ca
propone un asedio hermenéutico y una lección de anatomía, un paseo virtual
por las afueras del sujeto y un colapso digresivo en el que las proyecciones
metafóricas acaban neutralizando el enigma real. Para indagar en “la atracción
/ del lado oculto”, Amara se vale de diversos recursos que ya no forman parte
del caleidoscopio del arte, sino del arsenal de la retórica. No en vano, el
desafío que plantea este libro no reside tanto en invitarnos a contemplar la
imagen como en incitarnos a leerla o a recrearla. Más allá del mero valor
informativo, la búsqueda cristaliza en un lenguaje ritual, en una pulsión
interrogativa y en un mosaico de posibilidades.
Por un lado, hallamos una panoplia
intertextual que permite convocar en el mismo marco a miembros de distintos
gremios y regímenes ficcionales: el capitán Ahab y Thomas de Quincey, las figuras
de Friedrich y los trampantojos de Magritte, Rapunzel y Catherine Deneuve, la
Gorgona de la mitología y la mujer de Lot. Por otro lado, la metamorfosis de la
dama en musa efímera conduce a una sucesión de epítetos que mantienen cierto
paralelismo con el tono de letanía: “geisha introspectiva”, “mujer barbuda”, “la
Viuda”, “la Venus del desdén”, autómata, “perchero / de los peores presagios” o
guadaña inapelable. Finalmente, el despiece del retrato en segmentos autónomos
obedece a la constatación de que “más que mujer, / era un palimpsesto de
facciones”. La “didáctica del cráneo”, la “espiral / del peinado” (con Vértigo al fondo) o el señuelo del
hombro se integran en un aquelarre discursivo que flirtea con el aforismo y con
el caligrama. Después de su odisea panóptica, Nu)n(ca da testimonio de un doble fracaso: el de una fascinación
inexplicable y el de de un amor imposible. Al filo de una inminencia que jamás
llegará a producirse, Luigi Amara entrega en este libro mucho más que el
retrato de una dama: la extraordinaria construcción de un modelo para a)r(mar.
Publicado en el suplemento “Arte y Letras” del diario Información, el 26 de noviembre de 2015
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