martes, 17 de abril de 2012

Eufemismos

Lo malo de las expresiones vacías es que a veces se llenan de significado. Y, cuando lo hacen, no suelen andarse por las ramas ni con diminutivos. Entonces, el término que detestábamos, porque remitía a una realidad tan hueca como un supermercado a medianoche, recupera su desafiante y aterradora literalidad. Cuando oíamos estado de bienestar pensábamos en una reparadora siesta a la que solo se sustraían los moradores de esas latitudes en las que los monarcas occidentales van de safari como si todo el monte fuera Mogambo. Leíamos prima de riesgo y nuestra mente dibujaba la estampa de una pariente lejana del capital, algo así como la versión hi tech de la galdosiana Pipaón de la Barca. Incluso la poco eufemística expropiación convocaba imágenes de poblados chabolistas con mucho barro y escasa prospección petrolífera. Ahora sabemos que estado de bienestar eran más camas de hospital, que prima de riesgo equivale a miles de parados por hora y que expropiación es lo que hacen las potencias emergentes con sus socios cuando no les da por barrenar su propia libertad de prensa. A partir de ahora prometo manejar con mucha prudencia y menos desprecio las expresiones vacías. Ya he empezado a repetir como un mantra la oración que el siglo me enseñó: “danos a día de hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestros eufemismos como nosotros no perdonamos a los que nos difaman y líbranos de la crisis global”. Supongo que luego viene amén.

1 comentario:

  1. Añado otra expresión vacía. Apalancamiento, que remite quizás a un coche atrapado en el barro y dos hombres haciendo palanca para que la rueda quede al fin liberada, o acaso de lo que sufre un gorrón que no se marcha nunca. Sin embargo, tiene el tremendo significado de estar bien cogido por los... usemos otro eufemismo, bien cogido por los euros, por los bancos. Y sí, amén.

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