miércoles, 7 de septiembre de 2011

Almodóvar vs. Louise Bourgeois

A estas alturas, parece evidente que Pedro Almodóvar no es un director de cine, sino un género cinematográfico. Este planteamiento tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La principal ventaja es que cualquier cosa, en manos de Almodóvar, resulta netamente almodovariana. El principal inconveniente es que los géneros cinematográficos son más normativos de lo que parecen, y bastante menos flexibles de lo que a Almodóvar le gustaría que fueran. Por eso, cuando el director se saca de la chistera esa suerte de melodrama esdrújulo (histérico, hiperestésico y un punto esperpéntico) que parece definir su estilo, consigue maravillas como Todo sobre mi madre, Hable con ella o Volver. En cambio, cuando ha de vérselas con los modelos policiacos que tanto admira, a menudo le traiciona su facilidad para transgredir la atmósfera que él mismo ha creado durante buena parte del metraje. Esa sensación me asalta durante la proyección de La piel que habito. Un mad doctor hierático, un psicópata disfrazado, un ama de llaves con síndrome de Rebeca, una hija desquiciada y un cuerpo transgénico o transgenérico son demasiados ingredientes para que la receta admita, además, las peculiares salidas por la tangente del director manchego.
            Con todo, hay en La piel que habito una excelente idea conceptual, que ignoro si estará en la novela de Jonquet en la que se inspira (aunque su título, Tarántula, parezca sugerirlo): el paralelismo entre el doble cuerpo de la protagonista y las esculturas de Louise Bourgeois. Es sabido que Almodóvar suele dar pistas sobre los referentes culturales que toma prestados. Y en La piel que habito no falta un libro con ilustraciones de la obra de Bourgeois. Lo llamativo es el modo en el que el cuerpo de Elena Anaya imita las figuras de la artista franco-americana. Comparen, si no, el siguiente fotograma de La piel que habito con la escultura Arch of hysteria (1993), de Louise Bourgeois. Supongo que lo anterior demuestra que una película fallida de Almodóvar no deja de ser una buena película mal resuelta.


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